La lucha de Aurora, madre de un joven de Tarragona con minusvalía, para que su hijo pueda tener una vida sexual completa
“Nadie quiere esterilizar a mi hijo discapacitado“. Esta es la síntesis que hace Aurora García, una madre de Cunit (Tarragona) que combate para que un médico practice la vasectomía a su hijo y, así, éste pueda tener una vida sexual plena. Hasta ahora, la madre se ha topado con la negativa de las clínicas privadas a practicar la intervención. La sanidad pública catalana tampoco le ha dado respuestas.
“Ferran tiene 24 años, trabaja y practica mucho deporte, como cualquier joven de su edad. La diferencia es que mi hijo tiene un 83% de discapacidad psicológica, una incapacidad plena reconocida por el juez y yo soy su tutora legal”, explica la madre, separada.
DESPERTAR SEXUAL
A la complejidad de tutelar un hijo con necesidades especiales, a Aurora se le ha sumado otro desafío: un despertar sexual. “Como cualquier otro chaval tiene necesidades físicas. Está muy fuerte y es muy cariñoso. A mi me parece bien, claro está, salvo por los riesgos”, lamenta la madre.
Los riesgos que cita Aurora son básicamente uno. “Quiero que mi hijo tenga una vida sexual satisfactoria. Pero ello implica que debe someterse a una vasectomía. Si no puede cuidar de sí mismo y un juez lo ha acreditado, ¿qué pasaría si dejara embarazada a una mujer?”.
Aurora llevó sus preocupaciones al juzgado. El titular de la sala de Primera Instancia e Instrucción número 2 de El Vendrell, Juan Pablo Esteve, le dio la razón: Ferran debía someterse a una vasectomía.
LA PRIVADA SE NIEGA
Una vez conseguido el documento, la madre topó con obstáculos que no esperaba. En el hospital público Sant Camil de Sant Pere de Ribes (Barcelona) el urólogo la puso en la lista de espera. “Un año y medio como mínimo”. Sólo las pruebas preoperatorias se demorarán hasta febrero.
“Acudí a la privada por si podían operarlo antes allí –continúa–. El equipo de la Clínica Olivé Gumà de Barcelona aceptó. El día antes, el cirujano nos llamó. ‘No la haremos porque es una castración’, nos dijo. Fue un golpe durísimo”.
“NO ES UNA CASTRACIÓN”
La madre deja claro que la intervención no es de ningún modo una castración. “Mi hijo podrá tener una vida sexual activa. La que él quiera. Sólo evitaremos cargas cuando ni él mismo puede cuidarse. Tiene el baremo de tercera persona, esto es, que depende de otra para sus necesidades básicas”, recuerda.
“Si hubiera un embarazo en su trabajo o de excursión con el centro –abunda– el niño o la niña caería sobre los abuelos. Él no lo podría cuidar. Y no es consciente de sus actos, por lo que un preservativo está fuera de discusión. Olvidaría usarlo”.
Cabe recordar que el derecho a la intimidad es personalísimo. Esto significa que los padres y las madres necesitan el consentimiento de sus hijos discapacitados para someterlos a una vasectomía o ligadura de trompas. En el caso de Ferran dicho permiso no es necesario, pues un juez ya le ha incapacitado.
VIDA NORMAL
Ferran lleva una vida normal en este municipio costero. Acude diariamente al Centro de Formación Ocupacional de El Vendrell y por las tardes practica deporte en un gimnasio. “La única manera de rebajarle la efervescencia hormonal es con el deporte. Aun con ello, tiene eyaculaciones nocturnas”, explica la madre.
Con este escenario, Aurora pide una intervención de la Consejería de Sanidad del Govern. “Asuntos Sociales ya conoce el caso. Yo misma me reuní con la conselleraDolors Bassa. Falta que Salud actúe. No puedo esperar un año y medio o dos. Es un caso grave, y mi hijo sufre”, apostilla.
Tras presiones en las redes sociales, Aurora ha conseguido que el departamento de Toni Comín le responda. Le han prometido avanzar su caso en la lista de espera. La madre, por ahora, seguirá luchando por el derecho de su hijo a intimar con otra persona.
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